Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Oratoria eficaz


Laura Miralles
La semana pasada me llamó para invitarme a la inauguración de su exposición, en la que, como dicta el protocolo, atenderá a distintos medios comunicación y dará un discurso ante los asistentes.
Os podéis imaginar que el nivel de trabajo que lleva a un mes vista de su esperada exposición es alto; aun así, me atreví a preguntarle: “Sara, ¿quieres que trabajemos el discurso para la inauguración?”, a lo que ella me contestó: “Ahora no tengo tiempo. Para la próxima. Esta vez, improvisaré”.
No me quedó más remedio que darle ánimo y expresarle mi total confianza ante su improvisado plan. Conozco el trabajo que realiza y empatizo con su nivel de estrés. No es el momento de insistirle en la importancia de estructurar, preparar su discurso y de exponerle, que por paradójico que suene, invertir unos minutos en preparar su discurso, le ahorrará tiempo de palabras vacías, muletillas, verborrea y nervios innecesarios.
Exponerle, que dedicar el tiempo a un sustancioso discurso de apenas tres minutos, dosificará su esfuerzo cognitivo y hará de su discurso una experiencia agradable. Y que, además, enfocará la situación de tal manera, que pasará de ser un momento que tendrá “que salvar” a ser un momento de calidad que compartirá con sus invitados.
Aunque mi amiga Sara no esté en disposición de escuchar mis argumentos, tú, que estás leyendo este artículo y que tienes interés en mejorar tus habilidades de oratoria, te comparto un secreto:
El éxito de un buen discurso está altamente determinado por el tiempo de preparación que se le dedica.
Antes de preparar un discurso, debemos de ser capaces de resumir en línea y media, como máximo, el objetivo de nuestra intervención. El experto en marketing, Seth Godin, defiende que “si nos somos capaces de resumir nuestra idea en 10 palabras, no tenemos idea.”
El conocido escritor Dale Carnegie aconsejaba resumir nuestro discurso hasta llegar a la esencia del mismo, por cinco buenas razones: “nos obligará a pensar, aclarará nuestras ideas, las fijará en la memoria, reducirá la ociosidad mental al mínimo y mejorará la dicción”.
En oratoria recomendamos brevedad y concisión a la hora de exponer cualquier tema. ¡No es de extrañar el gran éxito que tienen las conocidas e interesantísimas Charlas TED! ¡No hay discurso que exceda de 20 minutos, por muy compleja que sea la temática!
Así, que tal y como decía Baltasar Gracián en su obra literaria ‘Oráculo manual y arte de prudencia’ Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. También en oratoria.
Cuando mi amiga Sara haya inaugurado su próxima exposición, prometo mandarle este artículo que tanto ha inspirado.